Seis razones por las que las pequeñas empresas necesitan adoptar soluciones sostenibles

En las negociaciones de la COP26 del año pasado, el mundo fue testigo del modo en que los

activistas climáticos aumentaron la presión sobre los gobiernos para hacer frente al aumento de las temperaturas en todo el mundo

. Una vez más, el lavado de imagen verde se situó en el centro mientras los manifestantes tomaban las calles para instar a los líderes a renovar la legislación y poner fin a los esfuerzos poco rigurosos para lograr la neutralidad de carbono.

Sin embargo, a medida que aumenta la tensión sobre las naciones, también se sitúan en el punto de mira, y con motivo, las grandes empresas. Tanto los clientes como los trabajadores tratan cada vez más de que las empresas hagan cambios notables en su modelo de negocio para garantizar un futuro más sostenible para todos. En lo sucesivo, las renovaciones ecológicas de las estructuras de las empresas serán menos cosméticas y más un valor central para la estrategia empresarial.

Así pues, ¿cuáles son las razones que sustentan este cambio y el aumento de la sostenibilidad para las pequeñas empresas? A continuación, desglosamos seis razones por las cuales hay entidades de todos los tamaños que adoptan nuevas prácticas y se convierten en ecológicas para fortalecer su actividad de cara al futuro.

Además, un

estudio de Accenture

en el cual se entrevistó a 4051 altos cargos reveló que el 73 % consideraba que cambiar a unas prácticas comerciales sostenibles era una prioridad significativa para los próximos tres años.

Otro indicador de que los empleados se toman en serio las prácticas ecológicas es el aumento de puestos directivos en este sector. El número de cargos ambientales, sociales y de gobernanza crece exponencialmente y cada vez son más las organizaciones que reconocen el valor del apoyo especializado a la hora de redactar y aplicar planes de sostenibilidad.

¿Quieres despertar el interés de los empleados que se preocupan por el medioambiente? Llevar a cabo una auditoría de impacto ambiental puede proporcionar acceso a métricas significativas a la dirección. Con esas cifras, es más sencillo redactar planes de sostenibilidad empresarial, establecer líneas de base y definir objetivos para incentivos, los cuales pueden unir a los equipos en la lucha por un futuro más ecológico.

El mes pasado,

Estados Unidos anunció que se estaba planteando ampliar la legislación

de tal forma que las entidades deberían analizar y revelar su impacto ambiental.

En los últimos diez años, las revelaciones voluntarias se han duplicado de año en año

, pero la reglamentación prevista obligaría a todas las empresas que cotizan en bolsa a incluir evaluaciones de riesgo climático en su análisis financiero anual. Estos informes tendrían que abarcar toda la gama de emisiones de gases de efecto invernadero, incluidas las creadas en las cadenas de suministro y los desplazamientos de los empleados.

La generalización de los informes de divulgación relativos al clima sin duda ayudará a las entidades a analizar su huella de carbono con mayor detenimiento. Sin embargo, esta reglamentación conlleva ciertos retos, para los que todas las organizaciones deberán prepararse más temprano que tarde.

Otro ejemplo es el

Plan de Diez Puntos del Reino Unido

, parte de la intención de este país por convertirse en neutro en carbono de aquí a 2050. La iniciativa, acuñada como la Revolución Industrial Verde, incluye planes para acelerar el consumo de energía renovable, mejorar la calidad del aire y hacer que se cumplan las nuevas normas de construcción que se centran en la eficiencia energética y la calefacción baja en carbono.

Estos planes afectarán a las empresas de innumerables formas. Al surgir reglamentos similares en los distintos países del mundo, las empresas tendrán que adaptarse rápidamente para operar dentro de la legalidad.

Desde

Kodak, el potente fabricante de cámaras, hasta Nokia,

el gigante de los móviles, abundan los ejemplos de empresas de éxito que no lograron innovar frente a la digitalización. El coste de no actuar a tiempo fue terrible en muchos casos y las empresas se desmoronaron porque no cambiaron de rumbo para satisfacer las necesidades cambiantes de los clientes.

Ya conocemos las estadísticas de consumo en lo que respecta a la sostenibilidad, y este no parece ser favorable para las empresas que no están dispuestas a invertir en prácticas más ecológicas.

El 81 % de los clientes de todo el mundo considera que las empresas deberían contribuir a luchar contra el cambio climático

. Los estudios también demuestran que

más del 60 % de la generación Z elegirá empresas ecológicas, en lugar de sus competidores menos preocupados por el medioambiente.

Si algo nos ha enseñado la digitalización es que mirar hacia otro lado demostrará ser menos rentable cuando ciertas empresas comiencen a perder clientes en beneficio de otras más ecológicas.

En 2020, Zalando anunció que cualquier marca que deseara aparecer en su web tendría que proporcionar información sobre la sostenibilidad de su cadena de suministro para 2023.

Se trata del mayor portal de venta minorista por internet en Europa, por lo que la revisión de sus asociaciones no es desdeñable. Zalando ha expresado que, a partir del próximo año, eliminará del sistema a todo aquel colaborador que no dé la talla en el módulo Higg para marcas y minoristas.

Zalando no es la única en adoptar una postura inflexible a favor de la sostenibilidad. Otras marcas están haciendo cambios radicales para atraer a las generaciones de clientes más jóvenes y preparar sus cadenas de suministro para el futuro.

Amazon es otro ejemplo de empresa que endurece sus requisitos sobre protección ambiental.

Las cadenas de suministro experimentan una revisión ecológica significativa, ya que cada vez más empresas desean distanciarse de las acusaciones de lavado de imagen verde. En el futuro, las empresas que ignoren la sostenibilidad podrían verse excluidas de asociaciones lucrativas.

Como seguimos consumiendo los recursos a un ritmo alarmante, las empresas tienen que desempeñar un papel crucial para proteger el planeta. A medida que se aceleran los efectos del calentamiento global en todos los continentes, existe un temor comprensible sobre las implicaciones personales y económicas que se avecinan.

Es evidente que los protocolos de responsabilidad social corporativa deben incorporar soluciones sustanciales de sostenibilidad. Las empresas no solo tienen la responsabilidad moral de garantizar que sus prácticas no afecten negativamente al medioambiente, sino que su actividad puede también depender de estos cambios estructurales.

Ya se trate de la disminución de los recursos y del aumento exponencial de los costes energéticos o de la lucha por retener a los mejores profesionales, las empresas podrían verse gravemente afectadas si no sitúan al planeta a la vanguardia de sus futuros planes de negocios. Instigar el cambio real puede ser desalentador, pero no hay por qué hacerlo en solitario. Abordar un tema tan amplio y diverso como la sostenibilidad requiere colaborar con vistas a llevar a cabo los avances innovadores necesarios para reducir las emisiones a cero.

Consideremos la energía renovable, por ejemplo. A las empresas más pequeñas puede resultarles complicado determinar dónde encontrar suministros de energía más ecológicos. Sin embargo, según la naturaleza de tu entidad,

revolucionar tus operaciones podría ser tan sencillo como cambiar de proveedor. Además, es posible que existan ayudas financieras para los propietarios de pequeñas empresas

que deseen abastecerse de fuentes de energía renovables.

Independientemente de cómo optes por abordar tus emisiones de carbono, está claro que adelantarse a la curva de sostenibilidad es ético y favorable para la empresa. Los primeros en adoptar prácticas ecológicas ya han cosechado los beneficios. Piensa en compañías como Patagonia, Ikea y Whole Foods, que defienden desde hace tiempo el uso de materiales sostenibles y los residuos cero. Es difícil defender que las estrategias ecológicas son incompatibles con el éxito.